El tiempo de Foz
La influencia notoria de la Corriente del Golfo, verdadero río de agua en el mar, que nos trae a estas latitudes grandes masas de aguas cálidas y que marca el clima de toda la fachada europea, tiene en este punto geográfico importante influencia: la temperatura del agua marina es inusualmente alta en estos mares, confiriendo al aire y a la tierra, especial sosiego.
Es el de Foz, y su comarca, un tiempo individual, con su propio carácter ( sería conveniente alejarnos del término microclima que, aunque de reciente acuñación, propala engañosas ideas); así es, y nosotros no lo hemos traído al mundo, de temperamento prudente, nada engañoso, sin entusiasmo, constante, y en su fuerza individual se forja su índole, su idiosincrasia, la fuerza de su alma.
No hablaremos aquí de cifras ni estadísticas, hoy al alcance de todos, sino del poso que los cielos dejan en nuestro ánimo, de las sensaciones que a propios y ajenos causa nuestra climatología.
Dice Conrad, enorme escritor y tan sabio en estos temas que: << no hay parte de este mundo de costas, continentes, océanos, mares y estrechos que no esté bajo el dominio de un viento imperante, regulador de su tiempo característico. El viento rige los aspectos del cielo y la acción del mar >>
Foz, al este de Galicia, besando Asturias, no puede sustraerse al influjo del Viento del Oeste. Llámeselo del noroeste, o del sudoeste, es siempre el mismo: una expresión distinta en un mismo rostro.

La influencia del “oeste” marca profundamente su peculiaridad: inviernos suaves y nubosos, aunque con escasas precipitaciones, escasos fríos y algún ventarrón inopinado que golpea imprevistamente nuestras costas. La cordillera que marca la divisoria hidrográfica gallega protege a los habitantes de estas orillas, además, del clima continental, duro y extremo que gobierna en el interior peninsular. Es preciso reseñar que tienen los gallegos sus vientos de primera mano, sin usar, nacidos en el vientre del Atlántico, y son los primeros en disfrutarlos.
La llegada de la primavera cambia ostensiblemente el gobierno del viento y hace su aparición el Nordeste, el tiempo del Anticiclón de las Azores, que se prolonga durante el verano hasta bien entrados los meses de octubre y noviembre.

Veranos plácidos, luminosos, apartados de rigores de estío; aires saludables, juveniles, tranquilos, reposados, que acarician nuestros cuerpos y espíritus, inspirando paz y sosiego. Son raras las lluvias, escasísimas, lo que insólito semeja en estos nortes cantábricos. Se impone la calma, el sosiego, la quietud, tan propicia al relajo, al reposo. Acaso alguna brisa, prudente y cálida trae este “Viento Francés”, que atraviesa el Golfo de Vizcaya, viniendo a morir en nuestras costas.
Es Foz pues, el imperio del descanso de los extremos climáticos: inviernos inusualmente tranquilos, con temperaturas ajenas a la latitud geográfica que ocupa, sin aguas frías y con lluvias ocasionales. Veranos dulces, afectuosos, gratos, de tiernas brisas y cordiales espumas marinas.
En Foz el tiempo apenas cambia y apenas cambian los tiempos.